Podemos resumir, de las dos entradas anteriores referidas a la relación entre información contable y crisis financiera, que la información contable debe orientarse a que usuarios externos e internos puedan tomar sus decisiones económicas en el ámbito más relevante, responsable, fiable y transparente.
El fin de semana pasado, como es conocido por todos, se celebró la cumbre del G-20 centrada en la búsqueda de soluciones para afrontar y salir de la actual situación financiera y, entre otras medidas, relacionadas con esta entrada tomaron las siguientes:
"Nos comprometemos a poner en marcha políticas coherentes con los siguientes principios comunes de reforma:
- reforzar la transparencia y la responsabilidad: vamos a reforzar la transparencia de los mercados financieros, lo que implica aumentar la información exigible sobre los productos financieros complejos y hacer que las compañías informen de manera exhaustiva y fiel sobre sus condiciones financieras. Deberían situarse los incentivos en una misma línea para evitar una excesiva asunción de riesgos.
- mejorar la regulación en profundidad: nos comprometemos a reforzar nuestros regímenes reguladores, una supervisión prudente y la gestión de riesgos, así como a garantizar que todos los mercados financieros, sus productos y los que actúan en los mercados están regulados o sometidos a supervisión de la manera más adecuada a sus circunstancias. Vamos a ejercer una supervisión estricta sobre las instituciones de clasificación crediticia, coherente con un código internacional de conducta consensuado y reforzado. Asimismo, vamos a hacer que los regímenes reguladores sean más eficaces a lo largo del ciclo económico, al mismo tiempo que se asegure que la regulación sea eficaz, que no coarte la innovación y que fomente un mayor intercambio de productos y servicios financieros. Nos comprometemos a realizar evaluaciones transparentes de nuestros sistemas nacionales de regulación...."
Y aprobaron (con la implicación de otras economías, participación de los organismos necesarios y aportación de los expertos necesarios) la revisión y unificación de las normas de contabilidad a nivel mundial, en especial en el caso de inversiones complejas en momentos de tensión.
Para ello, acordaron como acciones inmediatas que hasta final de marzo de 2009, las siguientes (reiteramos que sólo nos ocupamos de aquellas medidas, soluciones y cuestiones referidas a la implicación de la contabilidad en la crisis financiera):
-Los organismos clave con responsabilidad global deberán trabajar con el fin de reforzar los métodos de valoración de garantías, teniendo, además, muy en cuenta la valoración de productos complejos de baja liquidez, especialmente durante épocas de tensión.
-Los organismos responsables del establecimiento de normas contables deberán avanzar significativamente en sus tareas para poder resolver las posibles debilidades contables y hallar pautas para el control de los elementos que figuren fuera de balance.
Reconozco que que me parecen estimulantes las reflexiones anteriores y me genera ilusión que se avance, aunque sea tan despacio, en el repetido recurso de la utilidad de la información contable. ¿Estamos en la buena dirección?
En cualquier caso, estaremos atentos al análisis de las citadas debilidades contables y la repercusión en la crisis financiera.